Cuando la enfermedad parasitaria no se trata a tiempo, la persona afectada corre el riesgo de perder una extremidad e incluso la vida. Los tratamientos en etapas avanzadas suelen ser más costosos y los afectados pueden estar hospitalizados durante varios días
Tegucigalpa, Honduras.- Los familiares de los diagnosticados con miasis por Gusano Barrenador del Ganado (GBG) pueden pasar de la sorpresa a enfrentar un gran costo económico para tratar una enfermedad que se creía erradicada desde los noventa en Centroamérica, que reapareció hace un año y ronda los 700 casos en la actualidad.
Es una amenaza para la salud pública, en la que existen sectores más vulnerables como los adultos mayores, personas con alguna discapacidad, con problemas de alcoholismo y, entre los casos más alarmantes, también se encuentran bebés. La infestación ocurre cuando la mosca del GBG deposita huevos sobre heridas ya existentes en animales o seres humanos. Las larvas surgen y luego se alimentan del tejido.
Entre febrero y agosto, se habían registrado 192 casos de miasis en humanos, entre hospitalizados, recuperados y cuatro fallecidos en Honduras. En el vecino, El Salvador, se reportan 4 casos, aunque el tema se ve ensombrecido por el subregistro. Quienes lograron sobrevivir, afirmaron a EL HERALDO y Mala Yerba, que el proceso de recuperación es doloroso. Algunos perdieron extremidades de su cuerpo.
Al Hospital Escuela de Tegucigalpa, considerado el principal centro asistencial de Honduras, han llegado al menos 40 casos de miasis en adultos y niños. En Honduras, el 66% de los afectados son hombres, la mayoría adultos mayores.
"Los más graves necesitan intervención quirúrgica, no una, ni dos, muchas veces les hacen hasta cuatro operaciones para poder salvarlos", contaron empleados del centro asistencial, quienes pidieron no ser mencionados por su nombre, debido a una una especie de "ley mordaza” que las autoridades de la Secretaría de Salud han impuesto, para evitar que el personal facilite información de lo que ocurre en ese hospital.
Las imágenes de los casos atendidos en este hospital son fuertes. Algunos llegaron con afectaciones en el cráneo, la mejilla, los codos y la boca. El medicamento que les recetan a pacientes con esta patología es la ivermectina. Pero todo depende de la gravedad. Por ejemplo, hay personas que han ingresado al Hospital Escuela con varias heridas.
Muchos necesitan hasta tres o cuatro intervenciones quirúrgicas y solo un día quirúrgico tiene un costo 30,000 a 40,000 lempiras (entre 1,100 y 1,500 dólares) para realizar la limpieza y retiro de residuos y de los gusanos, según médicos del Hospital Escuela que pidieron no mencionar sus nombres. Sumado a esto, está el medicamento que se aplica y los insumos que se utilizan.
“Se les debe dar un cuidado especial, con uso de guantes, gafas, mascarillas, la hospitalización en salas de aislamiento y la alimentación”
Explicó uno de los funcionarios del centro asistencial
El costo económico es difícil de asimilar en un país cuyo Interno Bruto per cápita sumó 3,426 dólares en 2024. Eso significa que la renta por persona al día fue de 9.38 dólares por hondureño, mientras el mismo año el Banco Mundial reportaba 15.2 dólares por salvadoreño ese mismo año.
Puede ser peor. Depende del avance que tenga la enfermedad. Evangelina Henríquez ha cuidado a doña Cristina Fúnez, quien se infectó en el pie en agosto de 2025 en el municipio Lepaterique, en el departamento de Francisco Morazán.
Henríquez describió el tratamiento como complicado. Lo primero es la asistencia médica, que implica la hospitalización de varias semanas o meses. Luego la recuperación en la casa, donde “se debe tener bastante cuidado con ella (Cristina) y principalmente en la herida, que esté bien cuidada, porque se puede volver a pegar esa mosca”, expresó.
Según ella, la paciente lleva más de dos meses y no se recupera completamente. Las fuentes del Hospital Escuela recomendaron a las personas afectadas asistir al centro de asistencia. Los médicos examinan y, si es necesario, las suben a los quirófanos para la limpieza quirúrgica. Además, se les suministra el medicamento para evitar que fallezcan.
Félix Cruz González, un ganadero hondureño junto a sus trabajadores inspeccionan cientos de vacas y toros, algunos con miasis, y desde que comenzaron los casos en Honduras en 2024, ninguno se ha enfermado.
"Los humanos que se contagian de gusano barrenador seguramente es porque no están bien o se descuidan", aseguró.
“Le voy a poner un ejemplo, desde que comenzó el gusano barrenador, en mi propiedad trabajan mis dos hijos varones y una hija mujercita. Ahí están mis trabajadores también, sanitos”, ejemplificó.
La jefa de gestión clínica del hospital Doctor Enrique Aguilar Cerrato de Intibucá, Ruth Pérez, coincide con el ganadero. Según ella, los casos que se han registrado en esa región hondureña corresponden a ebrios, otros tienen alguna herida o se han dormido con la boca abierta en las aceras.
Un especial periodístico de El Heraldo, Mala Yerba y La Astilla en el marco del programa Acción Climática, financiado por la SIP y la Unesco
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