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Honduras: La muerte de un bebé por miasis deja al descubierto la vulnerabilidad de la niñez

La emergencia sanitaria sacó a la luz la vida de una niña lenca de 15 años, marcada por el embarazo adolescente y la muerte de su hijo de 19 días, a consecuencia del gusano barrenador

En completo silencio, con la mirada casi perdida, Maryory se quedó parada a pocos metros de la tumba con dos cruces. La niña de 15 años tenía los brazos cruzados, vestía camisa rosa, un jeans y lucía un trapo floreado en la cabeza. Su hijo murió a consecuencia del gusano barrenador.

Es lenca, la etnia conformada por unas 400 mil personas en Honduras. También es madre adolescente en un país que lidera la tasa de fecundidad juvenil en América Latina con 97 nacimientos por cada mil mujeres de entre 15 y 19 años, según un informe presentado en septiembre por Naciones Unidas.

Ganado afectado por gusano barrenador Maryory junto a su mamá, María, visitaron el cementerio donde enterraron al bebé que falleció a los 19 días de nacido por gusano barrenador. Maryory, de 15 años, es la madre. Foto: Emilio Flores
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La legislación penal tipifica las relaciones sexuales con menores de 14 años como violación. El bebé de la niña nació el 30 de mayo de 2025 en la Sala de Maternidad del Hospital Enrique Aguilar Cerrato de Intibucá. Era un varoncito fuerte. Nunca lo inscribió en el Registro Nacional de las Personas (RNP), pero siempre pensó que llevaría los mismos apellidos de los abuelos maternos. El progenitor —un hombre mucho mayor— se alejó de ella y la abandonó. Su vida era la historia difícil de una niña, cuyo padrastro murió por alcoholismo, pero además el gusano barrenador mató a su niño a los 19 días de nacido. Dicen que se contagió porque la mosca depositó larvas en su ombligo.

Intibucá es uno de los sitios con más afectaciones en humanos. Desde febrero hasta mediados de agosto, ya sumaban 192 personas afectadas en toda Honduras, según los registros de la Secretaría de Salud. Cuatro personas han fallecido en seis meses. La mayoría de casos estaban precisamente en los departamentos de Francisco Morazán, Cortés e Intibucá.

Lo llevaron al hospital

Maryory vive en la casa de su madre. Para llegar hasta su comunidad se atraviesan hermosos parajes de pinos. El sistema de salud apenas es funcional por la lejanía y su vivienda está construida con adobe. Acepta fotografías, pero no quiere que su rostro se reconozca para evitar la estigmatización.

María es su progenitora. "El niño se murió ya días”, dijo molesta. “Lo fuimos a enterrar como normalmente se entierra a un ser querido, con toda la familia”, comentó después. La niña recuerda que el ombliguito del bebé estaba rojo, y él se miraba cansado en los días antes del desenlace. No tiene precisión con las fechas, pero dijo que a los tres días le dieron el alta del hospital Enrique Aguilar Cerrato, ubicado casi a tres horas de su vivienda.

Ella trató de curarlo con remedios caseros y hierbas, arraigados desde las costumbres ancestrales en su comunidad.

"Le miramos que tenía gusanos, le buscamos medicinas pero no se compuso, los gusanos eran chiquititos, no eran grandes"

— Máryory

Madre de niño fallecido

Ganado afectado por gusano barrenador

Honduras es uno de los países de Centroamérica con menos casos de gusano barrenador en animales, pero es el primero con más reportes en humanos. Los registros oficiales encabezan la lista con más reportes, aunque las autoridades aceptan un subregistro porque solo en el Hospital Escuela hay más 50 casos.

Lo remitieron finalmente al Materno Infantil (una dependencia del Hospital Escuela) de Tegucigalpa, a 191 kilómetros de su comunidad de origen. "Estuve nueve días en el Hospital Escuela, le hicieron tres operaciones (intervenciones para extraer las larvas), los médicos me decían que se iba a recuperar, pero ya después ya no dijeron nada", expresó la muchachita con la vista perdida.

La noticia impactó a todo el país: los médicos constantemente daban informes del proceso al que sometían al bebé. La adolescente todavía recuerda que su bebé se parecía a ella y hasta tenía el nombre con el que lo llamaría, el que se omite para proteger la identidad de la madre.

Para Lara Bohórquez, del Centro de Derechos de las Mujeres (CDM), esto evidencia cómo desde pequeñas las mujeres en Honduras sufren violencia, situación que se agudiza por la falta de medidas por parte del Estado.

Merly Eguigure, coordinadora del Movimiento Visitación Padilla, coincidió. “El mensaje que nos deja es que la preocupación por la niñez solo es una teoría. La protección de la vida es una teoría. Ninguna niña debería ser madre, deberían estar jugando, viajando, pero no embarazándose”, dijo. Para ella, el grado de impunidad en delitos de los que las mujeres son víctimas no motivan a denunciar y, peor aún, cuando es algo que se ha normalizado.

La historia cambió trágicamente

La historia de Máryory tiene también otras peculiaridades. En el Materno Infantil de la capital, los médicos le informaron de la muerte de su niño el 18 de junio de 2025. "Ya me lo habían echado ahí, en esa morgue", narró. Lo enterró el 20 de junio de 2025 en un pequeño cementerio de su comunidad.

Según doña María, las autoridades se llevaron al niño a los 11 días de nacido, pero como el bebé iba mamando pecho nunca se imaginaron que regresaría muerto. Según la versión de las autoridades, ellos recibieron la alerta cuando el niño tenía 14 días de nacido.

De acuerdo con Rigoberto Márquez, jefe regional de salud de Intibucá, luego de recibir la notificación se trasladaron a la casa del niño para evaluarlo nuevamente y así lograron identificar que en su ombligo tenía gusanos. En ese momento no dieron ningún diagnóstico. De allí lo llevaron al hospital Enrique Aguilar Cerrato.

De acuerdo con el médico, lo trataron y fue referido inmediatamente al Materno Infantil de Tegucigalpa, donde los especialistas le hicieron otra evaluación. Ahí tuvo que ser intervenido en varias ocasiones para poder extraer más larvas.

“Lastimosamente estos gusanos le invadieron su abdomen, porque la mosca como tal puede producir entre 50 hasta 300 huevos y todos esos huevos pueden eclosionar y no todos eclosionan el mismo día”, expresó el especialista, quien explicó que la mayoría de casos ocurren en adultos mayores.

Ganado afectado por gusano barrenador Esta es la tumba donde están los restos del pequeño que falleció a causa del gusano barrenador. Está rodeada de piedras blancas y tiene dos cruces. Foto: Emilio Flores

Para Rigoberto Márquez, tampoco es claro de qué forma se enfermó el menor. Según la familia, ellos viven en condiciones difíciles. Por eso, el médico no descarta que la madre del menor se “descuidó” y no le cubrió la herida. Eso fue aprovechado por la mosca. Sin embargo, en su relato, ella dijo que no había visto nada extraño.

Meses después del fallecimiento, Maryory piensa en su historia en su casa de crianza. No comprende cómo el bebé se infectó. Ayuda a su madre en las labores domésticas, vive su luto tras la reaparición de una enfermedad que se creía erradicada hace 30 años, mientras su historia retrata la profunda vulnerabilidad de la niñez hondureña.

Ruth Pérez, jefa de gestión clínica del hospital Enrique Aguilar Cerrato, expresó que detectaron que, en muchos de estos casos, la mosca depositó los huevos en la boca de las personas, ya que tenían bastantes lesiones a nivel de encías y mucosa. Eso facilita que el gusano, que se alimenta del tejido vivo, llegue más rápido al cerebro.

La Secretaría de Salud (Sesal), a través del jefe de la Unidad de Vigilancia, Lorenzo Pavón, alertó que los casos de miasis por gusano barrenador en humanos van en incremento ya que hasta medidas de agosto sumaban 192, la mayoría eran adultos mayores del sexo masculino.

Ganado afectado por gusano barrenador La casa en la que vive Maryory queda a tres horas del centro del municipio de Intibucá. El Heraldo Plus logró hablar con la familia para conocer detalles de la muerte del bebé de 19 días. Foto: Emilio Flores
Gusano barrenador afectación en Hospitales Las autoridades sanitarias del departamento de Intibucá registraban 18 casos de gusano barrenador en la semana epidemiológica 32, es decir, hasta la primera quincena de agosto. Foto: Emilio Flores.

Para el epidemiólogo del Hospital Escuela, Concepción Zúniga, apenas son una muestra de los reportes oficiales, ya que hay un subregistro que podría llegar a las 207 personas afectadas hasta la fecha. “Me parece que hay un subregistro porque solo el Hospital Escuela lleva más de 100 diagnosticados. Aquí vienen a dejar las muestras y nosotros las mandamos a Senasa”, aseguró.

Para él, la enfermedad es “muy agresiva, porque las larvas (que pone la mosca) si usted le da la oportunidad se lo comen vivo", lamentó, dejando en evidencia por qué su nombre en latín significa “devoradora de humanos”.

Un especial periodístico de El Heraldo, Mala Yerba y La Astilla en el marco del programa Acción Climática, financiado por la SIP y la Unesco

Periodistas

Angelo Ávila

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Edición

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